Impacto de la Innovación en Ejercicio Físico en las Competencias Profesionales.
- Asocafisal
- 23 abr 2020
- 8 Min. de lectura
Felipe Isidro
Catedrático de Educación Física
Instituto Internacional Ciencias del Ejercicio Físico y Salud (IICEFS).
CEO Physical Exercise Health Consulting
Coordinador Grupo Estudio Ejercicio Físico y Obesidad SEEDO (Sociedad Española de Estudio de la Obesidad) Miembro de Honor de FEDOMEDE

“Las organizaciones que no sobreviven es porque no aprenden. No evolucionan a medida que evoluciona el conocimiento. Las organizaciones deben verse como comunidades humanas, no solo como máquinas para producir dinero”
Peter M. Senge.
El Big Data vs el Small Data de las personas.
En el ámbito laboral de este siglo XXI hay una realidad y es que cada año son más las compañías que hacen frente a numerosas bajas de sus empleados por enfermedad, estrés, ansiedad, enfermedades cardiovasculares o musculoesqueléticas.
La gran pandemia de este siglo no es la falta de capacitación técnica y formativa de los trabajadores, sino la ausencia de salud para afrontar los retos presentes y futuros que marca el mercado.
En este sentido las grandes y medianas organizaciones, junto a las políticas nacionales e internacionales preocupadas por el bienestar de sus equipos de trabajo, financian programas y destinan presupuestos hacia soluciones globales y estandarizadas en materia de prevención de riesgos laborales, vigilancia de la salud o promoción de nuevos hábitos saludables. Pero ¿Son eficientes este tipo de acciones? ¿Ofrecen un retorno tangible a las compañías? ¿Sirven para impulsar el rendimiento profesional hacia cuotas de mercado cada vez más exigentes?
La respuesta es clara: hasta el momento no ha sido suficiente.
La promoción de hábitos de vida saludable, per se, no produce un retorno en la productividad laboral si no se alinea con los objetivos estratégicos de productividad en las compañías, más allá de acciones puntuales en el tiempo. En este sentido, la implantación integral de este tipo de programas debe suponer una apuesta firme y comprometida por el seguimiento, reajuste y proceso de mejora continua sobre los resultados obtenidos, tanto en materia de salud como en el rendimiento profesional de los trabajadores.
A este respecto, las empresas más innovadoras son las que están comenzando a implementar el Ejercicio Físico y la Salud con orientación hacia el éxito empresarial, apostando de lleno por el impacto que tiene en la gestión saludable de las personas, el ROI, la productividad o la transformación de éstas hacia nuevas eras, como la digital. Aspectos que justifican en todos los casos una política social mucho más profesional y organizada que las implementadas hasta el momento con este tipo de programas.
El informe más reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) relacionado con las Empresas Saludables data de 2010, y en él ya se alarmaba de los aproximadamente “Doscientos sesenta y ocho millones de incidentes que provocan al menos tres días laborables perdidos por incapacidad y ciento sesenta millones de nuevos casos de enfermedad relacionada al trabajo”.
Adicionalmente, el ocho por ciento de la tasa global de trastornos depresivos se relaciona actualmente con riesgos ocupacionales.
Existe entonces una clara división entre los que están preparando sus empresas para el futuro del nuevo modelo del trabajo y los que no lo están.
La incorporación de programas de ejercicio físico dentro de las compañías orientados al entrenamiento de competencias profesionales está comenzando a ser una tendencia impulsada desde los puestos más altos hacia los departamentos de RRHH. En este tipo de programas el objetivo principal está dejando de ser la mejora física, la diversión y el trabajo y cohesión del equipo, objetivos que suceden siempre de manera adicional, como consecuencia de programas bien diseñados, para profesionalizarse hacia el entrenamiento de competencias profesionales donde la planificación de acciones y programas se enfocan hacia el diseño de escenarios de aprendizaje de forma dinámica.
Y es que implementar en las organizaciones nuevas metodologías de entrenamiento de competencias basadas en la fusión de la tecnología digital ya existente con el ejercicio físico y la salud, genera un aumento en la productividad laboral y el rendimiento que va más allá de lo alcanzado hasta el momento.
Todo ello, ordenado y alineado con los objetivos estratégicos de la compañía ofrece un plus de calidad y efectividad para todos los programas de entrenamiento de competencias profesionales que se han llevado a cabo hasta el momento.
El potencial de impacto positivo que estas metodologías innovadoras pueden conseguir en el rendimiento de las organizaciones se presenta en varias áreas con varios ejemplos:
A NIVEL HORMONAL, programas orientados a elevar la respuesta de la serotonina y la dopamina en el organismo mejoran los niveles de concentración y la capacidad de poner foco en las acciones, lo que entrena la adaptabilidad al cambio.
A NIVEL FISIOLÓGICO, la mejora de la oxigenación cerebral con protocolos que incluyen entrenamiento en altura a través de dispositivos de última generación impacta directamente en la mejora de la toma de decisiones, entre otros muchos ejemplos.
A NIVEL CONDUCTUAL Y COGNITIVO, la incorporación de programas de entrenamiento de la visión basados en optometría comportamental deportiva impulsa la presencia de comportamientos observables fáciles de incorporar a los hábitos del día a día de las personas
Desde hace años, la promoción y la protección integrada de la salud del trabajador ha llevado a muchas compañías a implementar programas de bienestar integral en la empresa.
Un 74% de los profesionales de RRHH preguntados afirma que sí lleva a cabo alguna acción saludable dentro de sus compañías, frente a un 21% que no ha puesto aún en marcha ninguna acción y un 5% que NS/NC.
Los objetivos de este tipo de programas son principalmente, conectar seguridad en el trabajo, ergonomía, medicina del trabajo y promoción de la salud.
Pero, lo más importante es el impacto potencial que este tipo de medidas pueden suponer para una organización. Así, si analizamos el resultado de este tipo de programas en el retorno de la inversión (ROI) y la productividad laboral, nos encontramos con los siguientes datos de impacto.
DATOS DE IMPACTO
• Reducción de las bajas laborales 32%
• Reducción del Presentismo 33%
• Aumento de la Productividad 52%
• Generación de un beneficio estimado 554 euros persona/año
• Payback en programas de bienestar entre 4 y 6 veces el valor invertido.
• Reducción de costes: actualmente el coste de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales oscila entre el 2,6 % y el 3,8 % del producto nacional bruto.
Sin embargo, ¿cuál es el retorno que este tipo de programas tiene, en concreto, en el rendimiento profesional de las personas? El valor de la inversión (VOI) es la suma de aquellos elementos, hasta el momento cualitativos que impactan en la organización de forma casi intangible para la compañía. Entre ellos, se encontraría el rendimiento profesional de forma integral, más allá de la productividad individual y la consecución de objetivos, la mejora de la percepción y el sentimiento de pertenencia de marca por parte del empleado/ directivo y la atracción y retención del talento, entre otros.
A este respecto, cuando se le pregunta a los responsables de RRHH sobre el nivel de importancia que conceden al ejercicio físico como herramienta de potenciación del rendimiento profesional, sólo el 3 % lo considera muy importante, más de la mitad, concretamente el 68,7 % considera que tiene una importancia entre alta y media, un 15,2 % le dan un nivel de importancia normal y el resto, un 12,1 % lo considera poco o nada importante.
A este respecto, es importante destacar que casi un tercio de los encuestados cuentan ya con instalaciones para la práctica del Ejercicio Físico en el lugar de trabajo. En concreto un 33,3%, frente a un 69,7 % que no las tienen.
En este sentido, comienzan a ser numerosas las compañías que facilitan el acceso a planes de entrenamiento y pases de día en los gimnasios o instalaciones deportivas adyacentes a sus lugares de trabajo. También se han puesto en marcha programas de incentivos para aquellos/as que usen un transporte activo para llegar al trabajo y algunas ofrecen gratuitamente a sus empleados/as dorsales para participar en carreras populares y maratones, principalmente. Pero ¿Es suficiente?
A pesar del gran esfuerzo que se está llevando a cabo en muchas compañías por llevar a cabo actuaciones preventivas, intervenciones 24/7, analíticas de salud en tiempo real, etc, la realidad es que el cambio en las condiciones del trabajador, con horarios de trabajo cada vez más largos, dedicación por proyectos, tanto dentro como fuera de la oficina, adaptación continua al cambio de roles en función de las tareas asignadas, fuerte competencia y caída del valor del mercado, obliga a las compañías a impulsar un cambio en el paradigma de la gestión de las personas, necesariamente orientado a promover corporaciones más preocupadas por las personas, a todos los niveles.
Más de dos tercios de los directores/as de RRHH consideran que el ejercicio físico es un elemento potenciador del rendimiento profesional de sus equipos de trabajo, sin embargo, el tipo de acciones que se llevan a cabo de forma generalizada en los planes integrales de bienestar laboral no incluyen el entrenamiento del rendimiento profesional a través del ejercicio físico. Dato que no deja de llamar la atención en una sociedad en la que el número de practicantes de ejercicio físico como herramienta para escapar del estrés y la ansiedad laboral se ha visto incrementado en un 35 % en los últimos años.
Por otro lado, a nivel de digitalización de datos, en los últimos tiempos nos hemos acostumbrado a hablar de Big data y manejar información genérica sobre preferencias, gustos y tendencias siguiendo la pauta de nuestra huella digital, pero ¿Cómo conseguir extraer información personalizada que nos dé una visión mucho más completa sobre el potencial de rendimiento y mejora de cada empleado en concreto?
Analicemos primero qué entendemos por Big Data y cómo lo estamos utilizando impulsar el rendimiento y productividad de nuestros equipos.
Un reciente estudio llevado a cabo por IBM estima que el 80% de los datos almacenados mediante el Big Data no se aprovechan, o no son útiles para la toma de decisiones. El almacenamiento de datos implica un gasto de dinero importante para las empresas y no poder utilizar cierta información para más de un propósito supone un problema, teniendo en cuenta, además, según el mismo estudio que el 60% de la información pierde su valor casi inmediatamente después de ser extraída. Estos datos son conocidos como Dark Data, y se refieren a “toda aquella información y activos que las organizaciones recolectan diariamente y procesan y almacenan; pero que generalmente no usan para otros fines”.
En este sentido, el Big Data suele informar sobre la forma en la que las personas interactúan con el exterior, especialmente en materia de consumo. Sin embargo, estos datos no siempre correlacionan con el rendimiento profesional de una persona, ni informan de cómo mantenerlo a medio largo plazo con garantías de éxito. Hablan de una forma cualitativa y cuantitativa de cómo la persona interactúa con el entorno, como consumimos servicios y productos, cómo son nuestros hábitos durante las actividades de la vida diaria y laboral y la forma en la que nos comunicamos con otras personas y máquinas, pero en ninguno de los casos nos informan de cómo está rindiendo la persona, a nivel personal, qué riesgo tiene de sufrir bajas por estrés o ansiedad y tampoco nos dan estrategias que se centren más en la persona y menos en cómo se proyecta hacia el exterior.
Y ahí es precisamente donde el Small Data de las personas no falla. Ser capaz de medir la predisposición genética de forma no invasiva a nuevos aprendizajes, al tipo de entrenamiento que más se adapta a nuestra forma de vida y constitución física.
¿Y si pudiéramos sacarles partido como parte de nuestros programas de gestión de personas? El Small Data de las personas está concebido para aportar datos directamente relacionados con el rendimiento personal y profesional de cada una de las personas que componen la organización, segmentado por niveles de exigencia y cargos/responsabilidades dentro de las corporaciones.
Para reflexionar…
Felipe Isidro
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